La tarde en Ponferrada bien merece unos comentarios ya que es la población más grande hasta Santiago.
A la llegada al albergue, un señor, representando al restaurante de enfrente nos asalta (literalmente) y ante nuestra insistencia para que nos dejase llegar al albergue primero, no nos permitió un respiro. Una chica haciendo el mismo trabajo que él pare con mucha más educación, hizo lo mismo con nosotros y acto seguido, el primer individuo volvió de nuevo a por nosotros con muy malas formas. Mas tarde, nos enteramos por otros peregrinos que tuvieron que llamar a la Policia porque causó algún incidente. Es curioso como alguna gente se intenta aprovechar y hacer negocio a costa del peregrino, sin importarle siquiera si están cansados o no; finalmente decidimos ir al restaurante que nos indicó la chica, y cominos muy bien.
A la entrada al albergue, los hospitaleros fueron muy simpáticos, y tras unas bromas con ellos, al ver el sello del bar de Campo (bar Jarama) nos indicaron una cosa a tener en cuenta: una vez entremos en Galicia, es necesario sellar dos veces por día y no son válidos los sellos de los bares; nos dijo que aunque están en el camino y pertenecen a él de alguna forma, en Santiago no los aceptan, por los que tendremos que parar en Iglesias, Ermitas, Albergues, etc.
Al ducharnos y tender la ropa, nos damos cuenta que no hemos traído pinzas, así que apuntadlo en la lista!
Por la tarde, damos una vuelta por Ponferrada, viendo los lugares más característicos, incluido el ayuntamiento que se ve en la foto. Visitamos el castillo de los Templarios, y justo detrás, está la oficina de turismo en la que preguntamos que ver y donde tomar algo y nos dan un mapa.
Hacemos un recorrido rápido por los sitios más importantes y paramos a tomar algo en la Plaza de la Virgen de la Encina creo recordar, y os recomiendo que no vayáis...2,50€ por una coca cola pequeña, y te ponen una tapa (que no me comí) me parece un precio abusivo sinceramente.
Hacemos tiempo sentados hasta que se hace un poco más tarde, el albergue cierra a las 22.30 por lo que no podemos ir muy lejos ni retrasarnos, así que vamos al Bodegón, un lugar que abría a las 20.00 y que a las 20.15 ya estaba lleno!
Este sitio nos lo recomendó la chica de la oficina de turismo por lo que fuimos allí y menudo acierto! Sólo tienen 4 platos: cortezas, clamares, mejillones y patatas bravas; la salsa que le echan está muy buena pero pica mucho. El precio de la bebida, simplemente, genial.
Tras cenar, volvemos al albergue, tiempo para curar las ampollas y dormir.
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